Son ya muchas gotas las que han caído, y no se cuantas más podré aguantar.
Al principio te esperaba con alegría, después, esa alegría se transformó en ansia; más tarde vino la compresión y asimilación de la realidad. Cuando por fin lo entiendo, parece ser que tú no y vuelves a hacerme dudar.
Esto es la historia de nunca acabar. A ver si tienes un rato y le buscas un final, que las historias demasiado largas cansan.
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