Los héroes y los villanos se intercambian los papeles detrás del telón. A
la adorable tortuga ninja se le acabó la heroicidad y no quería morir sin
cicatrices, así que dio rienda suelta a su gorila interior que destrozaba todo
lo que se le cruzaba en el camino. Pulverizaron ciudades enteras, mataron por
un simple coche… Convirtieron
la destrucción en la construcción de sus placeres. Al fin, se cumplió ese
destino que la tortuga había firmado el día que cogió el camino de la
autodestrucción, cayó sobre ella el peso de la justicia. Había comprendido que
los viscerales no estaban hechos para llegar a viejos.
Fotos
realizadas con una cámara estenopéica